MARÍA
12 agosto 2017
Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra.
Amados hijos, que la Paz y
la Alegría os acompañen, escuchando o leyendo mis palabras. Me dirijo a
vosotros, unos días antes del 15 de agosto. Sabéis que eso os lo comunicó el
Comendador de los Ancianos y vengo hoy para confirmarlo, mientras que por todas partes, ante vuestros
ojos como en vosotros mismos, tiene lugar la escena final de la Ilusión de este
mundo, como resultado de lo que llamaría, la conflagración final de la
resistencia y la oposición a la Luz, algo que los profetas han anunciado, tanto
en tiempos pasados como recientemente.
Así pues, los acontecimientos
de este mundo llegarán a su apogeo ahora, con mucha rapidez, haciendo que os
posicionéis, por así decirlo, en la “Alegría” o en la “no Alegría”. Recordad
que esta felicidad no depende de ninguna circunstancia exterior porque mientras
esté condicionada por vuestra salud, por el nivel de vuestra energía o por
cualquier suceso, no se trata de la verdadera Alegría.
La Teofanía perpetua que
hemos instalado e instaurado juntos, os permite, aunque no hayáis vivido nada,
tener la oportunidad, en cada ocasión, de alcanzar vuestra Eternidad o
reaccionar dentro de lo efímero, y eso, independientemente de los
acontecimientos que cada uno debáis vivir en este período resolutorio. Por otra
parte, sabéis que, como vosotros, nosotros esperamos la visibilidad en vuestros
cielos de la señal celestial que acompañará mi Llamada. Como siempre os hemos
dicho, cuanto más retraso haya en la aparición de Nibiru, más hermanos y
hermanas de mis hijos, estarán preparados y dispuestos para vivir su eternidad.
Así pues, os anuncio hoy y
desde el 15 de agosto hasta finales de mes (y es responsabilidad vuestra, ante
cualquier circunstancia de vuestras vidas individuales o colectivas), que
permanezcáis permanentemente en vuestro corazón, en vuestra eternidad y no en
el juego de la Ilusión. Sea cual sea el sufrimiento, sea cual sea la alegría
experimentada en lo efímero, no tiene ninguna importancia frente a la Alegría
eterna que no depende de ninguna circunstancia, de ningún bienestar.
Además, os daréis cuenta que ya no es posible mentiros a vosotros mismos ni a nadie, porque hay Alegría o sufrimiento. Esta Alegría no depende ni de vuestras circunstancias, como os acabo de expresar, ni de vuestros anhelos o deseos. Esta Alegría solo puede derivarse de un abandono sincero del juego de lo efímero, viviendo, lo que queda de efímero, dentro de vuestro corazón, lleno de Gracia y de Alegría, lleno de evidencia, o lleno de conflictos -y eso solo depende de vosotros. Os recuerdo que ninguna circunstancia de vuestra vida o de vuestro efímero, puede resolver la presencia o la ausencia de la Alegría; únicamente vosotros y cada día que pase, os lo confirmará, os lo demostrará. Ciertamente, solo vosotros podéis asumir soltar, no resistir, no alimentar ni nutrir lo que está desapareciendo o soltándose.
Tened la seguridad que ni las
circunstancias individuales, ni la conflagración mundial, que es inminente,
pueden impedir que estalle la verdad de vuestro corazón en la superficie de
este mundo. Y si la verdad de vuestro corazón no eclosiona, si la Alegría no es
permanente, entonces es que estáis todavía inscritos en lo efímero de vuestra
persona, es decir, en lo que hemos llamado “la dualidad”, “la oposición entre
el bien y el mal”. No obstante, cada uno de vosotros, según lo que hayáis
sopesado o apoyado, viviréis momentos más o menos intensos, más o menos
prolongados de esta Alegría sin objeto que arrebata vuestro corazón en el
éxtasis de la Verdad y en el éxtasis de la verdadera Vida.
Así que no os oculto -y eso
es evidente cuando dirigís vuestra mirada sobre la superficie de este mundo-,
que la conflagración final de toda la humanidad, ha comenzado realmente, en
este mes de agosto, aunque en el lugar que estéis no se vea ninguna
consecuencia. Esas consecuencias no tardarán en aparecer, tanto en vuestro
interior como en la pantalla de vuestra vida. Y os atañe, con toda autonomía,
libertad, a través de la Vía de la Infancia y de la Inocencia, de encontrar
definitivamente la verdad de vuestro corazón y la sonrisa de la Vida, tanto de
la Vida eterna como de la vida efímera que se desintegra y desaparece ante
vuestros propios sentidos, e incluso, ante vuestra conciencia.
Allí donde dirijáis vuestra
mirada, tanto en el exterior como en vuestro interior, hay cada vez más ruptura
entre lo que queda de la persona, entre lo que queda de la Ilusión de este
mundo, de su futuro y la Verdad eterna que sois, individual y colectivamente. Esas
circunstancias y esas ocasiones cada vez más patentes y más visibles, a pesar
de la complejidad de ciertas situaciones y de ciertas experiencias, se vuelven más
fáciles en el caso de volveros hacia la Verdad y la viviréis sin obstáculos, desde
el momento en que no resistáis, desde el momento en que no luchéis, no para
abandonar este mundo sino para aparecer en la totalidad de vuestro ser, en la
totalidad de la Alegría, independientemente del estado de vuestro cuerpo, del
estado de vuestra persona y, sobre todo, del estado del mundo en cuya
superficie estáis.
Como sabéis, toda la
Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres, está ahora posicionada
encima de ciertos lugares del planeta, encima de algunas grandes ciudades,
tanto de manera visible como invisible. Todos nosotros estamos a vuestro lado,
alrededor de vosotros, no para salvaros, porque nadie más que vosotros, puede
hacerlo; ya os lo hemos explicado y dicho, suficientemente.
Hoy, para todos vosotros, la
ecuación es muy simple, sea cual sea vuestro estado Despierto, Libre o dormido.
Las circunstancias de cada una de vuestras vidas son precisamente aquellas que
os convienen para descubrir la Verdad, vuestra verdad eterna y la verdad sobre
la ilusión de este mundo, sobre este espectáculo que no lleva a nada y que no
os conduce a ninguna parte, si no es a vivir cada vez más privaciones,
sufrimientos, mientras que la abundancia de la Paz del corazón y la abundancia
de la Gracia, no piden más que una cosa, que aparezcáis más allá de todos los
conflictos, de todas las resistencias y de todas las oposiciones a la Alegría
desde el momento en que aceptéis verdaderamente, soltar todo lo que todavía
podáis mantener.
Y dondequiera que estéis
hoy, en cuanto a vuestro estado vibratorio, se os mostrará con facilidad lo que
es la Alegría y lo que no lo es. Viéndolo, como sabéis, se volverá muy simple
instalaros en el corazón de la Teofanía para dejar florecer la Alegría y
superar lo que todavía no está aclarado. El Comendador os ha dicho, el mes
pasado, que no tenéis ahora ninguna posibilidad de acción sobre lo efímero. No
hay más que vuestra eternidad que os cubre de Gracia, que os llena, que os
satura de Alegría y que os conduce a la Morada de la Paz suprema, allí donde la
felicidad reina sin división, con evidencia.
Como os he dicho, estamos a
vuestro lado y alrededor de vosotros, por toda la Tierra. En el día de la
Asunción, dentro de tres días, se os dará a todos, una gran ayuda para que
viváis de forma clara, una Teofanía más intensa, más evidente que todo lo que
hayáis podido vivir hasta ahora. Ya sea por momentos, ya sea con más verdad e
insistencia, las Teofanías han cambiado en vosotros, muchos elementos de
vuestra persona para que veáis, cada uno a vuestra medida, la verdad de la
Eternidad. Y ocurre lo mismo en todo el mundo, y mi corazón de Madre se
regocija, más allá de la conflagración final de este mundo, de la verdad de la
aparición de la Luz, de la Verdad…, de vuestra verdad dentro incluso de la
conciencia de este mundo.
Cada día sois más los que
encontráis el corazón, los que encontráis la esperanza, la verdad, aunque solo
sea por fulgores, por ráfagas. Cada destello de verdad experimentada en
vosotros, es indeleble y os produce sed de esa Verdad, pudiendo reflejarse en
vuestra persona por mecanismos de irritación, de exasperación o incluso de
impaciencia relacionada con los acontecimientos que están en curso, como
sabéis. En efecto, la Ascensión de la Tierra comenzó el mes de marzo, vuestra
liberación también, y no voy a negar que, desde allí hasta finales de agosto,
incluso más allá de la posible vista de Nibiru, todos vosotros estáis frente a la
escena final que abre ante vosotros la última etapa de la revelación del
Apocalipsis, de la revelación de San Juan. Cada uno de vosotros, podéis estar seguros,
tenéis exactamente las circunstancias más adecuadas para vivir vuestra
libertad, vuestra liberación.
En el transcurso de los
eventos que se os han anunciado, aparecen de forma muy clara y muy próxima, los
acontecimientos llamados “el fin de los tiempos” en vosotros y en este mundo.
Innumerables señales aparecerán cada día, tanto a nivel de los Elementos como a
nivel de vuestra vida, como en las relaciones, donde lo que debe acabar,
acabará y lo que debe nacer, nacerá.
Todo esto, a pesar de las
apariencias, ayuda a establecer una facilidad para experimentar y descubrir la
Alegría, para vivir las Teofanías, para que en los momentos en que el ser
humano parezca caer cada vez más bajo, encuentre la Verdad, encuentre la felicidad
permanente y la ligereza del corazón, más allá de toda apariencia, de toda
tristeza y de todo problema que pueda existir todavía en vosotros, pero que, os
recuerdo, solo depende de vuestra persona, de vuestra incapacidad, en algunos
de vosotros, independientemente de los aspectos de la conciencia que se hayan
vivido hasta ahora, para soltar vuestra historia y hacer como mi Hijo en la
Cruz: “Padre, en tus manos entrego mi Espíritu”. Ahí está el abandono último a
la verdad de la Luz, a la verdad de la Teofanía y de la Gracia.
Y os recuerdo, que no tenéis
que hacer ningún esfuerzo, sino un abandono total y sin condiciones a la
Eternidad, aunque os sea desconocida. No hay otra forma de atravesar esta
última etapa, y eso os será posible por la Gracia y el Amor, por la Verdad y
por la acción de la Luz, por su Inteligencia, que no pude acomodarse, en ningún
caso, a la persistencia de ningún elemento personal, ya sea sufrimiento,
resentimiento, “no perdón” o “no comprensión”. Recordad que eso no puede ser
comprendido sino simplemente experimentado, con libertad de conciencia. Así
que, cada uno de vosotros, descubriréis dentro de una alegría efímera, dentro
de un conflicto, dentro de una enfermedad o de manera formal a más tardar en el
momento de mi Llamada, la verdad de vuestro propio corazón.
Por otra parte, la
intensidad de las radiaciones, como las llamáis, que proceden del cielo como de
la Tierra, del Sol como del cosmos, se combinan ahora de forma muy intensa
según vuestros criterios, y eso os llevará, a algunos, a cambiar radicalmente
de punto de vista. Recordad que hoy no queda tiempo para prevenir a vuestra
familia, a vuestros hermanos y hermanas que duermen todavía, porque algunos
deben dormir hasta el último minuto para que el efecto sorpresa -aunque sea
violento-, desencadene esa resiliencia del corazón y el descubrimiento de la
ley de Uno, el descubrimiento de la Gracia, el descubrimiento de la liviandad
y, sobre todo, el descubrimiento de lo que son realmente las Teofanías.
Del mismo modo, para todos
vosotros, hijos míos, que estáis despiertos, en la etapa que sea, os pido
humildemente que entréis en vosotros, no meditando, no excluyéndoos del mundo,
sino para estar de alguna manera disponibles en cada mirada, en cada palabra,
en cada respiración, tanto en vuestra primera mirada de la mañana como en
vuestra última mirada antes del sueño, y estar lúcidos sobre la verdad del
corazón, sobre la verdad de la Teofanía. Tanto si vivís un poco o la totalidad
de la intensidad, no cambia nada, porque es en vuestro posicionamiento de
conciencia en esos momentos, a cada minuto, cuando la vigilancia de la Libertad
debe ser observada, cuando la manifestación de la gracia debe volverse cada vez
más palpable y más radiante.
Así que, como sabéis, a
finales de verano y comienzos de otoño, se reunirán y confluirán muchos
elementos sobre la pantalla de lo efímero de este mundo, así como de vosotros,
para llegar a la señala tan temida, tan difamada y tan esperada: la visibilidad
en vuestros cielos de la Luz, la visibilidad de los que sustenta el cielo y la
Tierra. La Tierra que, os recuerdo, vive ahora la comunión de los cuatro
Elementos en ella, para liberar las fuerzas del Éter libre, para permitir
manifestar todavía más y ampliar el Fuego del Espíritu, el Fuego de la Verdad.
Entonces, puedo decir que
cada minuto, ahora, y sobre todo desde el 15 de agosto, os invitamos, nosotros,
toda la Confederación Intergaláctica de los Mundos libres, dentro de vuestras
actividades, incluso la más cotidianas, estar en comunión con nosotros, para
establecer desde ese día, la Teofanía perpetua de manera más evidente, aquellos
que la vivís, y descubrirla aquellos que no la vivís.
No olvidéis que no
necesitáis palabras, no necesitáis gestos, no necesitáis mirar, solo dejar
emanar de vuestro pecho, lo que únicamente quiere expresarse, expresarse y
manifestarse, es decir, la felicidad eterna de la Verdad encontrada dentro de
la Eternidad.
Así como podéis observar en
la pantalla de vuestro mundo, la conflagración final se acerca a grandes pasos
y es probable que comience antes de finalizar vuestro mes de agosto,
permitiendo entonces vivir un mes especial en septiembre, que os llevará a mi
Llamada que será más o menos, cerca de la visibilidad del signo celestial.
Entonces os invito, como todas mis hermanas, como todos los Ancianos, los
Arcángeles y todas las fuerzas de la Confederación Intergaláctica de los Mundos
Libres, a encontrar la Inocencia con evidencia.
Volveos livianos, sed lo que
sois en verdad, no os preocupéis por lo que os dice la persona, por lo que os
dice vuestro cuerpo, id más allá de eso. Por supuesto, no debéis nutrir lo
efímero por lo que os pide, sino volver vuestra mirad hacia vuestro corazón y
dejar actuar a la Luz porque ella está ahí para cada uno de vosotros. Tanto si
no vivís la quintaesencia, como si no vivís nada, es lo mismo para todos porque,
así como el Sol brilla indiferentemente y calienta a todos vosotros en la tierra,
ocurre lo mismo con la Luz.
No hay ninguna falta, ningún
error de posicionamiento, ninguna carencia que pueda ocultar la evidencia de la
Gracia, la evidencia de la Verdad y del Amor, pero no el amor humano que
conocéis o practicáis, porque el Amor incondicionado no puede, en ningún caso,
superponerse a cualquier amor condicionado de este mundo, ya sea el más noble y
el más libre porque está tomado de las fuerzas de la dualidad, aunque cada uno
de vosotros hayáis sentido a veces la totalidad de ese Amor sin objeto, sin
sujeto, sin condición.
Por tanto, os daréis cuenta
a medida que los elementos de vuestra vida personal, así como de la vida de la
humanidad, se compliquen aparentemente, tendréis más oportunidades y evidencia
de esta Alegría y de este Amor eterno. Así que os invito a todos a plantearos
la cuestión de la Verdad, no la que está ante vuestros ojos, no la que procede
de vuestra comprensión, sino plantear la cuestión de la verdad eterna, la que
está enmascarada por lo que vosotros mismos habéis puesto delante y que resiste
a la Luz. No hay necesidad de oraciones, no hay necesidad de meditación solo la
evidencia de la Infancia, de la simplicidad, de la autonomía para comprender
que no dependéis, definitivamente, de ninguna circunstancia de vuestro cuerpo,
ni de este mundo, para dejar aparecer la verdad de vuestra eternidad.
Cada día, la vida en vuestro
mundo, tanto personal como colectiva, va a llevaros poco a poco o a veces por
desgracia, muy brutalmente, a reconoceros y a reconocer la Verdad, para ser
libres a pesar de todo lo que se presente en vuestro camino. Recordad que la
Alegría es vuestro salvoconducto, recordad que el Amor incondicionado es la
única llave para vuestra Libertad; todo lo demás, no son más que estrategias de
la dualidad. Todo conocimiento no os sirve para nada. Todo lo que habéis
construido debe dejar el lugar a esta Verdad que os puede llenar.
Viviendo estas Teofanías,
con la intensidad que sea, y de manera más intensa y extensa de lo que habéis
vivido hasta hoy, os daréis cuenta de la simplicidad de la Luz, de la
simplicidad del Amor y de la simplicidad de la Verdad, lo que contrasta con la
complejidad de lo que habéis vivido, a veces, dentro de este mundo, según la
región, según el país, según el continente.
Así que habéis atravesado,
realmente, desde finales de julio, las últimas puertas que había que atravesar,
para los que lo habéis visto así. Nada puede cambiarse hoy, si no es por la
misma Gracia o por mi Llamada, cuando llegue el momento.
Ahora no os sirve de nada utilizar
vuestras estrategias habituales, las de vuestros conocimientos de este mundo, las
de los conocimientos de vuestra persona, tanto interiores como exteriores,
porque no encontraréis en ellas la menor utilidad y os daréis cuenta
rápidamente que solo la Teofanía y el Corazón del Corazón, puede poner fin a
toda incertidumbre, a toda resistencia o a toda anomalía vivida como tal, tanto
en vosotros como en la pantalla del mundo.
Y recordad también que
cuando estáis en Teofanía, alineados con vuestra eternidad, actuando dentro de
este mundo es cuando ayudáis más. No por las palabras, ni por las miradas, ni
por las atenciones, ni por los enfados, sino simplemente por permanecer en
vosotros, demostrándoos a vosotros mismos, que no hay nada en la ilusión de
este mundo que pueda restringir, contener o impedir ninguna Alegría, incluso en
el mayor de los sufrimientos.
Así que, mis queridos hijos,
os invito en este 15 de agosto que se acerca, a que estéis más activos en vuestras
vidas en lo que tengáis que hacer, pero estad pasivos para no impedir o
bloquear lo que emana de vosotros -repito, tengáis o no tengáis conciencia de
ello- lo más espontáneamente posible.
Por consiguiente, cada día
que pase después del 15 de agosto va a conduciros, como os dijo el Comendador,
a vivir tanto una Alegría más impactante y cada vez más obvia, como episodios
que son contrarios a la Alegría y que no dependen de nadie más que de vosotros
mismos y no de las circunstancias efímeras, ni de vuestras relaciones, ni de
vuestros afectos ni de vuestras problemáticas, sino de vosotros mismos con
vosotros mismos o con el mundo. Es eso lo que representa para muchos de
vosotros, en esta última quincena del mes de agosto, la oportunidad de estar en
una posición ideal para vivir lo que va a suceder de manera inevitable ahora,
en los días y en las semanas que vienen, en la pantalla de este mundo.
…Silencio…
En efecto, durante los días
que siguen al 15 de agosto, notaréis que se multiplica lo que resiste en este
mundo, en esta conflagración final, pero también en vuestra conciencia.
Independientemente de lo que ocurra en la conciencia efímera, tanto en vuestro
cuerpo, como en vuestras relaciones, como en vuestros afectos, como en vuestra
situación social, será justamente lo que necesitáis para vivir la Libertad. No
sirve de nada querer comprender, querer explicar, querer justificar o querer
cambiar nada, porque la hora del “cara a cara”, previo a mi Llamada ha llegado
ahora de forma ineluctable para todos vosotros.
Entonces, recordad y,
terminaré así mis palabras: el Amor y la Alegría o el “no Amor” y la “no
Alegría”. En resumen, el estado de Gracia permanente o el estado de resistencia
y de oposición. Pero no olvidéis que eso forma parte de vuestro Choque de la
humanidad, que habéis vivido de manera individual, especificando en este día
que no veréis el fin de este año sin que se produzca la conflagración final y
sin que tenga lugar la visibilidad de Nibiru, aunque eso deba ocurrir el último
día del año. No habrá respiro, ni espera, ni tiempo adicional otorgado. Alegraos por
eso y estad en la Alegría, en el Amor, en la Gracia. Os demostraréis a vosotros
mismos que no existe ninguna atadura a
este mundo, que ni el amor filial, ni dentro de la familia, ni en vuestros
afectos, en vuestras posesiones, podrá interferir en esa Alegría.
El Fuego del Espíritu, el
Fuego Ígneo, entra ahora en manifestación de forma cada vez más evidente y es
eso lo que conduce a la precipitación de esta conflagración final. Obviamente,
los hermanos y hermanas, opuestos a la Luz o que tienen todavía, se puede
decir, las riendas de este mundo, creen poder elegir, poder actuar en la
dirección que les conviene. Puedo aseguraros que no es así porque solo se trata
de gesticulaciones, de palabras que vienen a ampliar, de alguna manera, el
terror de lo efímero a la muerte. Y los que descubrís la Alegría y la Gracia,
los que vivís las Teofanías, de la intensidad que sea, sabéis perfectamente que
eso es una ilusión total, no por un mecanismo de adhesión, sino por vivir
directamente la Verdad. Y así se produce la secuencia de los acontecimientos,
como he dicho, descritos en todas las profecías, allí donde volváis vuestros
ojos, lo que os conducirá a todos al mejor lugar para vivir mi Llamada.
Eso quiere decir también que
hoy es un error creer que podéis modificar vuestra conciencia eterna por la
acción de la persona. Solo la desaparición ahora, como os dijo el que fue
llamado Bidi, puede permitiros establecer la totalidad de la Alegría, pero no
desaparecer por un proceso de alineamiento y de meditación, sino desaparecer
vosotros mismos, en la circunstancia que sea, de vuestra actividad efímera. Es
así como la Alegría y la Gracia, y la Teofanía, que será perpetua, serán evidentes. Dicho de
otra forma, no sirve de nada apoyaros sobre vuestros conocimientos, no sirve de
nada ahora, apoyaros sobre cualquier elemento de comprensión, porque la
comprensión se revelará siempre en vuestro mental y en vuestro personaje y no
en la Verdad.
Así que recordad que la
Teofanía y la Gracia, no son un esfuerzo ni una búsqueda, sino una evidencia
que se produce desde el instante que soltáis lo que creéis mantener, como
vuestra historia, vuestro personaje, vuestra vida, vuestras relaciones,
vuestros afectos y veis lo que sucede para dejar aparecer la evidencia de la
Luz. Todos vosotros lo estáis comprobando en este momento, no por nosotros, no
por vosotros, sino por la Inteligencia de la Luz, no para condenar, no para
restringir, sino para abrir las puertas de este Amor, de esta Verdad.
Cada uno de vosotros, desde
el 15 de agosto, puede llamarme, puede rezar, mientras continuáis con vuestras
actividades, no para resolver algo de vuestro personaje, de vuestras relaciones
o de vuestros afectos, sino para resolver la resistencia, que solo depende de
vuestro mental, que solo depende de las costumbres o de vuestros linajes.
Entonces, dejad actuar a la Luz y descubrid la alegría de la sencillez, la
alegría de la Infancia, porque después del 30 de agosto, será demasiado tarde y
solo podréis esperar, sean cuales sean las circunstancias de vuestra vida, mi
Llamada que no tardará y será, como os he dicho, antes de fin de año y nosotros
esperamos, más próximo al fin del mes de agosto, es decir, en el transcurso del
mes de septiembre o de octubre. Pero como sabéis, eso no depende ni de nosotros
ni de vosotros sino de lo que se juega en la pantalla de este mundo, y cuantos
más dejéis la pantalla de este mundo, soltando lo que mantenéis, más fácil será
y más obvio y más crecerá la belleza, la magnificencia y la ligereza.
En cuanto a mí, volveré en
este mes de agosto si es necesario, en función de lo que veamos, desde aquí
donde estamos, en este mundo, en lo relacionado con las diversas
conflagraciones mundiales que van a producirse y que se producen ya. En función
de eso, intervendré o no, antes de mi Llamada.
Que la Paz, la Alegría y el
amor de la Verdad sea depositado en cada uno de vosotros; que la Teofanía
perpetua no sea frenada por ningún elemento de vuestra persona. Lo que sucede
en este mundo, como os he dicho, no puede detener, de ninguna manera, la
Teofanía perpetua, sino más bien, permitir que se manifieste por un número cada
vez mayor de hermanos y hermanas que, incluso antes de mi Llamada, se
beneficiarán de esas últimas gracias previas a la señal celestial.
Soy María, Reina de los
Cielos y de la Tierra. Mis hermanas y yo misma os esperamos, a muchos, en la
reunión del 15 de agosto y cada día de este mes, después del 15.
Preciso también que todas
mis hermanas Estrellas y yo misma, estaremos reunidas, especialmente, durante
las veinticuatro horas del 15 de agosto que vive la Tierra, para que la
radiación de las Estrellas os llegue a todos, al nivel de las Puertas y de
vuestras Estrellas, y facilitar el ajuste final a vuestra eternidad y a la
manifestación sin trabas de la Gracia perpetua.
Soy María, Reina de los
cielos y de la Tierra. Rindo gracia a vuestra presencia, rindo gracia a vuestra
escucha, rindo gracia a la lectura de mis palabras y os
bendigo, en esta ocasión, a todos vosotros.
…Silencio…
Y os digo, por tanto, a cada
uno, todos los días desde el 15 de agosto, nos reuniremos, independientemente
de lo que tengáis que hacer o creáis que tenéis todavía que mantener. Estaremos
aquí por nuestra radiación y nuestra Presencia, en cada circunstancia que se
produzca en vuestra vida, en vuestro cuerpo, en vuestra conciencia.
Soy María, Reina de los
cielos y de la Tierra, y os bendigo a todos vosotros, después de esta escucha,
después de vuestra lectura.
…Silencio…
Y os digo, hasta siempre. En
la Eternidad, en la oración y en la comunión.
…Silencio…
Y os digo, hasta siempre, en
mi corazón eterno de Madre.
…Silencio…
***